CON LOS OJOS DEL RECIÉN LLEGADO:
Habiendo llegado recientemente a Aquisgrán desde mi país, me llamaron
la atención muchas cosas, especialmente las más antiguas. Como la
siempre presente mención a la figura de Carlomagno y el arte autóctono,
contemporáneo o no a él. Arte que sólo encontramos en España en un
periodo mucho más tardío al de los tiempos de Carlomagno.
Como escultor me fijé en las imágenes dentro de las iglesias y este
proyecto se inició cuando la pregunta de cómo hubieran lucido en
aquellos tiempos vino a mi mente.
A OJOS DEL GRAN PÚBLICO:
Estas obras se arte se crearon para el ámbito público, para el disfrute del
’gran público’.
A diferencia de aquellas que encontramos en los museos, no están
comparablemente iluminadas y mantienen un entorno (que habitualmente
implica un punto de vista elevado) para el que fueron ideadas. Son
testigos mudos de temas y modelos trasmitidos localmente, en los talleres
de los escultores, de maestro a discípulo a través de siglos,
manteniéndose contantes y conformando una tradición ininterrumpida a lo
largo de milenios.
La cualidad del trabajo que llevo a cabo en las iglesias y cuelga en esta
exposición es la de describir lo que allí ’in situ’ e imperturbable me
encuentro.
HACIENDO LA VISTA GORDA A:
La escultura está en desventaja en la era de la reproducibilidad ilimitada.
Parece como si la fotografía no retratara la auténtica dimensión de una
obra escultórica. A ese respecto, cuando reproducimos una escultura en
las dos dimensiones, parece haber una falta de inmediatez al compararla
con la reproducción de una obra pictórica.
Al visitar la distintas áreas del Decanato he escuchado relatos sobre cómo
la guerra y el maltrato en tiempos pasados y no tan pasados afectaron a
estas esculturas, de cómo las protegieron de los bombardeos aliados,
cambiándolas de sitio durante la II Guerra Mundial. De este modo caí en la
cuenta de que no siempre han estado, como están hoy, en circunstancias
óptimas.